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viernes , abril 19 2024
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VUELAPLUMA / Un recorrido planetario sin explosiones periodísticas

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

 

Hacemos esfuerzos por adecuarnos al decir de los analistas internacionales simples y pesimistas, pero cuesta. Cuesta porque una vez que se observa la realidad en profundidad, comprobamos que las fuerzas productivas desatadas en la década reciente siguen tensionando hacia el desarrollo de la Multilateralidad.

Claro, el resultado analítico es más hondo pero menos espectacular. Queda mejor andar por ahí advirtiendo que estamos al borde de una conflagración atómica total, que Donald Trump es un loco y que resulta urgente en todo el orbe reelegir una “clase dirigente” tradicional que ponga las cosas en (el viejo) orden.

Pero por mucha ironía que el diario El País lance contra los referentes que encarnan los grandes cambios en marcha, esas transformaciones están a la vista y se miden en indicadores económicos concretos. Y lo anunciado desde estas páginas acerca del contraste interno norteamericano se corrobora más aceleradamente de lo previsto por este periodista.

La posición de Recep Tayyip Erdoğan demuestra la persistencia del hundimiento europeo y del crecimiento de la potencia que orienta Vladimir Putin. Es cierto que Turquía depende del gas ruso, pero también es verdad que eso ocurre desde hace rato y recién ahora –en este tramo histórico- se vuelca a críticas intensas sobre el Viejo Continente.

La mención vale, pues se trata del proceder de un experimentado oportunista, que opera como medidor de gas, valga la paradoja. Paradoja no tan evidente como la de los medios concentrados “occidentales”, quienes después de muchos crímenes pro OTAN barridos bajo la alfombra, descubren el autoritarismo de Erdogan… justo cuando vira.

El primer párrafo de este texto también nos refiere a China (De aquí derivamos hacia el plato fuerte, al final). La posibilidad de una Corea del Norte desligada totalmente del interés profundo canalizado por Xi Jinping es un absurdo. Asimismo, su ligazón con Rusia y la potencialidad de ese armado sobre Asia Central por un lado, y el resto de los emergentes, por otro, parece indetenible.

Rusia, en tanto, aplica lo ya pensado. Hace tiempo delineó una estrategia sólida. ¿Porqué salirse de ahí? ¿Para quedar bien con quién? ¿Con el HSBC o Lehman Brothers? Eso sólo se le puede ocurrir a un columnista de La Nación. No a Putin; no a Sergei Lavrov. El estoicismo con el cual el Oso absorbió las recientes provocaciones del Estado profundo norteamericano es un ejemplo nítido de esa continuidad.

Hacemos un alto para que no digan que no nos ocupamos del centrito del mundo. Las elecciones en Francia, donde todos los candidatos para el domingo venidero tienen el 20 por ciento de los votos, denota el quiebre entre dirigencia e interés económico profundo. Tendremos unos cuantos pajarones y pajaronas en pantalla pronunciando delicadamente ese dulce idioma, pero con poca comprensión.

Quizás un gesto de madurez de la sociedad francesa resulte una segunda vuelta de Jean-Luc Mélenchon y Marine Le Pen. ¿Porqué señalamos esto? Bueno, de distintos modos ambos comprenden que el país necesita salirse del decadente corsé europeo. Melenchon –que puede compararse al Podemos pero tiene el plus de la historia los obreros de izquierda, sin tantos prejuicios mediopeleros españoles- llegó a proponer la incorporación gala al ALBA.

Así las cosas, el contraste interior en los Estados Unidos, advertido en estas páginas antes de los comicios y ratificado hoy, se extiende hasta el dramatismo. El poder tradicional recordó al nuevo presidente que según sus estrategas –ambas líneas históricas- la unidad chino – rusa es “el peor escenario planetario”. Trump dialoga con Putin y Xi Jinping, mientras las provocaciones vuelan en su derredor.

Como un jugador que afronta lo que venga, intenta usufructuarlas –ya que están ahí, esas bombas- para mejorar los acuerdos pues intuye que el tiempo también puede favorecerlo. Pero tiene un dilema que se va perfilando difícil de resolver: la industrialización interna, ese fantasma que lleva al viejo poder de la renta y las armas –con las drogas va el combo- a acusar de comunista o fascista a quien se atreva.

El lustro que se avecina evidenciará con más nitidez el envejecimiento del proyecto financiero. Si los Estados Unidos no se salen de ahí, su destino es Europa; pero no la Europa de las promociones televisivas y las charlas admirativas de los tontos, sino la real, la que destila podredumbre. Habrá más provocaciones surgidas de las entrañas del crimen, y dependerá de la paciencia acuñada por los países emergentes que la paz se imponga. El Papa sabe lo que dice.

Los que marchan a contramano de la realidad internacional y pretenden frenar el futuro son Brasil y la Argentina. Es una pena, porque están acá. En el específico caso austral , además, por una cuestión de merecimientos: aunque en la trivialidad de las discusiones sobre bolsos y choferes parezca extraño, nuestro país ha sido inspirador conceptual de los nuevos alineamientos mundiales.

Cuando Rusia escuchó nuestro tercerismo industrialista dijo vengan, aquí hay lugar. En un gesto quijotesco, nos fuimos con los perdedores.

 

• Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica.

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